viernes, 10 de junio de 2016

GD5: Lo virtual y lo real de experiencias educativas en el ciberespacio


En los inicios de Internet, la web no era lo que es hoy. Se trataba de una interfaz casi unidireccional, donde los usuarios no tenían posibilidad, salvo algunos casos, de interactuar productivamente con el contenido que tenían en sus pantallas. En este contexto se daba una relación de consumo pasivo de páginas web que respondían a una lógica convergente, es decir, en una página decantaban un colección definida de contenidos, en general estáticos y producidos por unos pocos usuarios. A esta lógica de convergencia y de usuario pasivo, se le llamó web 1.0, y ciertamente podía hacerse una clara distinción entre lo virtual digital y lo real, en el plano de lo físico. 
Pero no todo es para siempre, la web sufrió un cambio paradigmático, una evolución que se denomino Web 2.0 en la que se comienza a dar más participación a los usuarios y una deriva de la convergencia de contenidos en cada página web a una convergencia de contenidos en cada dispositivo. Los autores Cobo y Romaní (2007) definen a la web 2.0 como “… nuevas aplicaciones web sencillas, gratuitas y colaborativas que responden al principio de no exigir del usuario una “alfabetización tecnológica” avanzada para interactuar con ellas. Estas herramientas estimulan la experimentación, reflexión y la generación de conocimientos individuales y colectivos.", y a su vez agrega que "Las cualidades que comparten estas nuevas aplicaciones sustentan un nuevo paradigma para comprender Internet, orientadas a una arquitectura de la participación  …”
Este cambio nodal, requiere de un usuario más participativo, más productivo y más conectado. Comienza a definirse un nuevo espacio en la vida de los usuarios: el ciberespacio, un lugar que está por fuera de las coordenadas geográficas pero que sin embargo está en cada interfaz en la que los usuarios interactúan. Un "no lugar", del modo convencional en que conceptualizamos un lugar físico, que también rompe las barreras de la temporalidad por la instantaneidad, un lugar virtual.
Este nuevo espacio virtual que Levy (1999) define como desterritorializado “Una especie de desconexión [que lo] separa del espacio físico o geográfico ordinario y de la temporalidad del reloj y del calendario." en donde "La sincronización reemplaza la unidad de lugar, la interconexión sustituye a la unidad de tiempo. Pero, a pesar de ello, lo virtual no es imaginario. Produce efectos.".
En el campo de lo educativo y la producción de materiales o participación en la red, es posible preguntarnos en cómo se materializa esta desterritorialización. El mismo autor nos aporta a este interrogante afirmando que "es posible asignar una dirección a un archivo informático. Pero en el momento de la información en línea, esta dirección sería, de todas maneras, transitoria y de poca importancia. Desterritorializado, presente en cada una de sus versiones, de sus copias, de sus proyecciones, desprovisto de inercia, habitante ubicuo del ciberespacio, el hipertexto contribuye a producir acontecimientos de actualización textual, de navegación y de lectura. Sólo estos acontecimientos están verdaderamente situados. El imponderable hipertexto no tiene un lugar y necesita soportes físicos importantes para subsistir y actualizarse."
Este "no lugar" nos invita a repensar la educación en entornos virtuales y a resignificarla en el marco de las prácticas que promueve: particpación, inteligencia colectiva, estudiante y docente prosumidor. Tapscott (1998) aporta algunas ideas en lo que denomina pasar del aprendizaje por transmisión al aprendizaje interactivo, en línea con la propuesta del pedagogo Freire en una versión renovada y que apunta a la cultura actual. Para este post, recuperamos dos que cobran sentido en el contexto mencionado.
Por un lado, la invitación a pasar de un aprendizaje en la escuela al aprendizaje durante toda la vida. Si bien este postulado refiere a la concepción de aprendizaje "Long Life", me resulta interesante pensarlo desde la arista de la escuela como una continuidad, en su permeabilidad, en la fuerte intención de reducir la distancia existente entre las experiencias que los estudiantes tienen en materia de comunicación interpersonal y gestión del conocimiento fuera de las aulas, garantizando “una continuidad tecnológica en la vida de los jóvenes dentro y fuera de las escuelas [...] canalizadas convenientemente por medio de actividades educativas que les hacen sentir cómodos.” (Pedró, 2011).
Por otro lado, la sugerencia del autor de absorber material a aprender cómo navegar y cómo aprender, sugiere esta necesidad de pensar en una experiencia educativa que va más allá de las herramientas y los consumos culturales de moda, y que hace foco en las prácticas, es decir, en hacer visible en qué términos estamos interactuando y en qué términos estamos siendo “interactuados”, es decir, hacer explícita la diferencia entre prácticas educativas que promueven que sus estudiantes sean "capaces de seleccionar sus circuitos de comunicación multidireccionales" o ser "aquellos a los que se les proporcione un número limitado de opciones preempaquetadas". (Castells, 1998)
Comenzar el post planteando la dicotomía entre "lo virtual y lo real" es un tanto provocador si los pensamos en términos de separación. Para estos casos, y para tantos otros, es útil recurrir a la evocación de situaciones personales, a la cual lo invito a Ud. a practicarlas. Pensemos en situaciones que pudieran haberle sucedido en ámbitos virtuales: debatir con un compañero en una red social o en un chat privado sobre política o economía, establecer un vínculo de amistad con personas que Ud. no ha visto físicamente en su vida, enviar un mensaje y quedarse esperando el "visto", entre tantas otras situaciones. ¿En qué medida sintió o sentiría estas situaciones como reales? ¿cuál es la capacidad de afectación de los sentimientos que despiertan estas y otras situaciones que suceden en la virtualidad? ¿puede decirse que una vez que usted cierra la computadora o apaga el celular eso no lo sigue afectando o que las relaciones se recomponen o desaparecen según el caso? ¿Podemos pensar lo virtual por fuera de lo real? En esta entrada hemos recuperado argumentos de distintos autores para afirmar que no. 

Related Articles

0 comentarios:

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.